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Dormir en la carretera

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Para el viajero con un presupuesto medio, vivir en la carretera significa dormir en albergues baratos todas las noches. Aunque esto no tiene nada de malo cuando se viaja en transporte público, intentar hacer autostop entre albergues plantea varios problemas. En primer lugar, el coste. El precio de los albergues varía mucho de un lugar a otro, pero, incluso si encuentras sistemáticamente lugares que sean muy baratos, la cantidad total de dinero gastado se acumula rápidamente. Dormir cada noche en albergues de 15$ durante un mes sigue suponiendo 450$. El verdadero coste de un albergue no es sólo el precio de la cama. Es fácil dejarse llevar por los hábitos de gasto de otros viajeros y encontrarse de repente comiendo fuera todas las noches y bebiéndote todo el dinero por las noches, sólo para despertarte una mañana y encontrar tu cartera vacía y a tus nuevos amigos ya de camino a otra ciudad.

Los albergues baratos también tienen el inconveniente de estar ubicados en zonas indeseables de la ciudad. Como viajero, probablemente seas más vulnerable volviendo a tu albergue a altas horas de la noche por una zona peligrosa que acampando tranquilamente en un bosque a las afueras de la ciudad. Y no es raro oír hablar de personas a las que les han robado sus pertenencias en habitaciones compartidas poco seguras. La comodidad de estas habitaciones también puede ser cuestionable, ya que a menudo lo que ofrecen son colchones viejos y ruidos fuertes, ya sea del bar de abajo, del tráfico de la calle o de los ronquidos de tus compañeros de habitación. Por supuesto, la gran mayoría de los albergues son suficientemente seguros, cómodos y agradables, pero conviene recordar que no se garantizan estas cosas por el mero hecho de pagar.

Por último, y lo más importante, los albergues son un inconveniente para viajar en autostop. Si reservas con antelación, de repente te sentirás presionado para llegar a un determinado destino cada día. Si no reservas con antelación, pasarás todas las noches vagando por la ciudad en busca de una cama libre a buen precio. En cualquier caso, perderás tiempo cada mañana, cuando tengas que llegar a las afueras de la ciudad para volver a hacer autostop y seguir tu viaje.

En este punto, el viajero con experiencia en viajes económicos podría sugerir el couch-surfing como una buena alternativa a los albergues. Aunque es indudablemente más barato que el alojamiento en albergues, el couch-surfing adolece de muchos de los mismos problemas, a saber, la presión por llegar a determinados lugares a determinadas horas. La principal desventaja es el esfuerzo necesario para organizar un lugar donde dormir: el acceso a Internet puede ser esporádico cuando se hace autostop (a menos que se disponga de un smartphone), y hay que ser capaz de predecir dónde se va a estar al menos con unos días de antelación (lo que suele ser difícil cuando se hace autostop).

Dicho esto, para viajes más cortos, quizá de menos de una semana, es posible superar las dificultades que presenta el autostop entre albergues y anfitriones de couch-surfing. Puedes hacer que funcione para ti. También puede ser agradable alojarse en un albergue de vez en cuando en viajes más largos, cuando la posibilidad de hacer la colada y ducharse pesa más que los demás inconvenientes.

Pero la mayoría de las veces, la mejor opción es, sencillamente, acampar al aire libre.

Muchos de nosotros hemos ido de acampada, pero la idea de montar una tienda fuera de un camping puede parecer un delito para algunos. Como mínimo, la acampada libre puede parecer una perspectiva peligrosa para quienes nunca la han experimentado. Y es cierto que dormir al raso en una gran ciudad (o incluso en un pueblo pequeño) tiene sus riesgos e incomodidades. Sin embargo, con buen criterio, no hay razón para que tus noches en la carretera no sean cómodas, tranquilas y razonablemente seguras. Al igual que con el autostop, la habilidad está en encontrar un buen sitio.

Un buen lugar para dormir es discreto, un sitio apartado, un lugar donde no te vean otras personas durante la noche. La seguridad es el criterio más importante. Yo prefiero las zonas boscosas, alejadas de los senderos e idealmente ocultas de la carretera. Si estás en una zona densamente poblada cuando anochezca, considera la posibilidad de coger el transporte local hacia algún lugar un poco más rural. Si no tienes más remedio que acampar en una ciudad, busca grandes parques o pistas de juego. Suelen estar más vacíos de lo que imaginas, pero es buena idea explorarlos previamente durante el día. No te acerques a zonas que muestren signos de asentamiento de indigentes. Establece tu lugar de pernocta al anochecer, lejos de farolas u otras fuentes de luz, y no hagas mucho ruido ni utilices linternas o teléfonos una vez que hayas acampado.

Cuando la mayoría de la gente acampa al aire libre, se imagina grandes tiendas y hornillos. La acampada libre es diferente. Una tienda de campaña es esencialmente una pared delgada que bloquea tu capacidad para evaluar el entorno, transformando los sonidos nocturnos normales e inocentes en amenazas inminentes de violación, asesinato o ataque animal. También es una molestia si tienes que abandonar una zona rápidamente. Dormir en una bolsa vivac - una gran bolsa impermeable que se utiliza para proteger el saco de dormir de la suciedad y la lluvia - es mucho mejor en términos de comodidad, conocimiento de la situación y discreción. Procura no cocinar por la noche, ya que la luz y el ruido pueden atraer miradas no deseadas, y el olor puede atraer a los animales en las zonas más rurales.

Si tiene un encuentro con un desconocido durante la noche, mantenga la confianza. La gente está condicionada a tener miedo de los demás durante la noche y puedes utilizar eso a tu favor. No te muestres agresivo, pero comunica con firmeza que tienes que dormir y que quieres que te dejen en paz. A veces, la gente intentará darte dinero o compartir algo contigo: suele ser más fácil dejar que lo compartan y que luego sigan su camino. Fingir estar dormido o ignorar a alguien que intenta llamar tu atención puede hacer que su empeño en interactuar contigo aumente. Mantener el contacto visual y una expresión neutra es una forma mucho más eficaz de disuadirles. Cuando la persona que te molesta se haya marchado, decide si quieres quedarte en el mismo sitio o seguir adelante.

El segundo criterio principal a la hora de elegir un lugar para dormir es la comodidad. Esto depende en gran medida de tu capacidad para mantenerte caliente y seco, sobre todo si duermes en un vivac. Lo ideal es protegerse del viento y la lluvia -incluso un pequeño arbusto puede suponer una gran diferencia-, pero igual de importante es el suelo sobre el que se duerme. El hormigón es duro, frío y te destroza el alma. Hay que evitarlo a toda costa. En cambio, la hierba alta, el suelo de un bosque de pinos o la arena de una playa pueden rivalizar con el confort incluso de los colchones viscoelásticos más caros. Sin embargo, la tierra absorberá tu energía calorífica independientemente del terreno en el que duermas, así que es importante llevar una esterilla para aislar tu cuerpo del suelo.

Es posible que a veces te encuentres durmiendo en condiciones más frías para las que ha sido diseñado tu equipamiento. Puedes mejorar tu situación comprando una bolsa de agua caliente y llenándola de agua hirviendo cada noche. Mantenla pegada al cuerpo, ponte mucha ropa y envuélvete los hombros con tu toalla/manta: es suficiente para dormir 8 horas. Lleva varios calcetines o envuélvete los pies con ropa sucia para reducir el síndrome de los pies helados.

Ten en cuenta que los grandes ríos o lagos a veces crean mucha humedad en el aire circundante, aunque no llueva y busca las marcas de las mareas si quieres acampar en la playa sin ser arrastrado. Acuérdate de buscar refugio tanto para tu mochila como para ti mismo y considera la posibilidad de investigar y tomar las precauciones adecuadas contra la fauna salvaje, sobre todo los osos.

Si tienes buen criterio cuando se trata de comodidad y seguridad, no hay razón por la que no puedas relajarte y disfrutar de una buena noche de sueño cada noche. De hecho, puede que te encuentres tan a gusto en la acampada libre que empieces a tener dificultades para levantarte de la "cama" por las mañanas. En teoría, es una buena idea recoger el campamento temprano para evitar la atención no deseada, pero la mayoría de las veces las únicas personas que te ven son los corredores y los paseadores de perros de primera hora de la mañana y tienden a dejarte en paz (aunque sus mascotas no). Cuando te vayas, acuérdate de llevarte toda la basura.

Si estás en una zona rural y eres de los que no les importa preguntar, puede que tengas éxito llamando a la puerta de la gente y solicitando acampar en su propiedad. Los granjeros suelen ser más abiertos al respecto y puede que dispongan de edificios en los que te dejen dormir. (Si aún no has dormido en un granero, anótalo en tu lista de deseos: hay pocas cosas tan cálidas, secas y cómodas como una gran pila de heno, siempre que no sufras alergias). A veces, los albergues independientes o los bed and breakfast te permiten acampar gratis en sus terrenos, y he oído que algunos autoestopistas piden dormir en los jardines de gente normal y corriente, aunque yo nunca me he atrevido.

Si haces amigos con facilidad y confías en tu criterio, también existe la opción de preguntar a las personas que conoces si puedes quedarte con ellas. La mayor ventaja de este método es la posibilidad de ducharse con regularidad. Te sorprenderá lo rápido que la gente coge confianza y lo amplia que puede llegar a ser su hospitalidad. Esto funciona mejor cuando ocurre de forma natural: tal vez tu último paseo del día fue con alguien que realmente disfrutó de tu compañía y te ofrece su sofá cuando se entera de que estás acampando fuera. Llevar un cartel con las palabras "Se busca sitio para dormir" mientras paseas por la ciudad también puede ser sorprendentemente eficaz. Es como hacer autostop, pero con sofás en vez de vehículos, y además recibirás muchos consejos de la gente sobre lugares más seguros para acampar, albergues baratos, etc.

Written by
Chris Drifte
Translated by
Anna Florensa Capitan